EMDR y Neuroplasticidad
La Neuroplasticidad, también conocida como plasticidad cerebral, se refiere a la capacidad de nuestro cerebro de adaptarse y cambiar como resultado de la conducta y la experiencia. Durante la década de los 60 los investigadores pensaban que los cambios en la estructura cerebral solo se producían en la infancia, por consiguiente en la adultez estas estructuras eran inmutables. Las investigaciones en el presente siglo demuestran que el cerebro y sus redes neuronales continúan creando conexiones y alterando las ya existentes con el fin de aprender de lo vivido y mejorar su adaptación al medio.
¿Cómo funciona la Neuroplasticidad?
El cerebro está compuesto por más de 100 mil millones de neuronas. Los investigadores creían que la neurogénesis, cesaba poco después del nacimiento, pero hoy en día ya sabemos que el cerebro tiene la capacidad de reorganizar sus vías neuronales, crear nuevas conexiones e incluso crear nuevas neuronas.
Los primeros años de vida son de rápido crecimiento para la estructura cerebral. Al nacer, cada neurona de la corteza tiene unas 2.500 sinapsis. Con tres años, este número aumenta 10.000 sinapsis por neurona. En la adultez esto se produce a la mitad.
A medida que ganamos en experiencias y nuevas conductas, las conexiones sinápticas se fortalecen, mientras las que no se usan son eliminadas. Este proceso se conoce como la poda sináptica. Las neuronas que utilizamos con mas frecuencia desarrollan conexiones más fuertes y las que nunca o rara vez se utilizan eventualmente mueren.
Pero también la plasticidad cerebral nos puede jugar en contra, por ejemplo si una experiencia resulta traumática se establecen rutas neuronales y procesos fisiológicos que pueden disparar el sistema de alerta del cerebro (amígdala cerebral) o producen una suerte de congelación del evento adverso, de inmovilización, a la cual se asocian procesos mentales disociados, es por eso que cuando en nuestro cerebro se imprime una nueva ruta neuronal, aunque ésta nos perjudique, tendrá más posibilidades de ser activada que de establecer una nueva ruta.
Una experiencia traumática en el cerebro se imprime de manera disfuncional, fragmentada y aislada por lo que no recibe la información adaptativa de las otras redes para una función ejecutiva adecuada al momento de enfrentar una experiencia que se percibe o asocia como similar a la experiencia original, provocando síntomas negativos(emociones, pensamientos, sensaciones corporales) lo que impide la adaptación funcional al medio.
Gracias a la plasticidad cerebral es posible el cambio, EMDR se basa en esa capacidad natural del cerebro para cambiarse a sí mismo y proporciona a la persona el alivio produciendo cambios a nivel cognitivo, emocional y conductual del individuo.
En la terapia EMDR se promueve la atención plena a fragmentos del incidente no sobre la narración, estableciendo un vínculo entre la conciencia actual y las redes neuronales en las que la información traumática está almacenada, siempre con atención dual evitando la retraumatización.
A través de la estimulación bilateral se logra una intervención directa en el nivel fisiológico de la información, reactivando el sistema de procesamiento de la información hacia estados adaptativos hasta desensibilizar el sistema permitiendo nuevas conexiones con las redes de memoria preexistentes adaptativas, aquí vemos como la neuroplasticidad actúa generando nuevas narrativas desde el propio paciente, sin intervención mayor del terapeuta mas que la guía.
Con EMDR el cambio se produce de un modo inesperadamente rápido en la mayoría de los casos, sin importar cuan antigua sea la experiencia.
Los cambios con EMDR suelen ser permanentes porque ayudan al sistema a la autorregulación promoviendo su predisposición al bienestar.
Al resolver el trauma se devuelve la libertad a la persona, como dice Shapiro, dejando atrás su pasado y produciendo nuevas conductas sin ataduras e inhibiciones relacionadas a experiencias adversas anteriores.
Los cambios con EMDR suelen ser permanentes porque ayudan al sistema a la autorregulación promoviendo su predisposición al bienestar.
Al resolver el trauma se devuelve la libertad a la persona, como dice Shapiro, dejando atrás su pasado y produciendo nuevas conductas sin ataduras e inhibiciones relacionadas a experiencias adversas anteriores.
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