El vacío emocional o existencial es una sensación o sentimiento de apatía, de aburrimiento, de que nada merece la pena, una sensación de soledad, de no pertenecer. En general tiene su origen en la infancia y puede estar presente permanentemente en la persona o aparecer en momentos específicos.
También se presenta como la percepción de estar incompletos o la sensación de «no ser nada» ni «nadie» esto produce desesperanza en el individuo provocando o profundizando trastornos del estado de ánimo. La persona se aburre con frecuencia, es pesimista, apática y no encuentra cosas que le gusten o le provoquen alegría.
Es más frecuente e intenso en trastornos como la depresión, el trastorno límite de personalidad, distimia, adicciones y trastornos alimentarios, pero también puede estar presente en cualquier persona.
«Nunca se va, me paraliza» «es difícil de llenar» son algunas frases que describen esta sensación.
El vacío existencial es común pero se habla poco ya que no está descrito en el DSMV O CIE-10/11 sin embargo existe y se puede asociar como el disparador de conductas adictivas o conductas desafiantes como un intento desadaptativo e infructuoso de «llenar» este vacío.
Al trabajar con la terapia EMDR el vacío vital se conecta directamente con las heridas emocionales de la persona, probablemente provenientes de traumas y experiencias negativas del pasado, que se guardan ahí en esta vacío como mecanismo de protección para no experimentarlas. Es común que este vacío contenga «la falta de…» «la ausencia de…» y por esta razón duele y lo evitamos.
Los disparadores comunes de la sensación de vacío son la soledad, el miedo, la rabia, el rechazo estos conectan con las heridas de infancia como traumas de humillación, traumas de abandono, de apego.
Las personas con esta sensación no pueden estar solas, no saben como nombrar este sentimiento pero les duele, siempre falta algo no saben bien qué pero falta…
Con la terapia EMDR pueden acceder al origen de esta sensación y procesar estas experiencias adversas siempre con el apoyo y co-regulación del terapeuta hasta lograr un cambio y una reestructuración emocional.